¿Qué más da?
Al final la única forma de perder peso de una forma sostenible y duradera en el tiempo es hacerlo con un cambio de conductas, tanto físicas como mentales, que van unidas a una mejora prácticamente inevitable de la salud. De modo que, si alguien quiere perder peso, AUNQUE SEA POR ESTÉTICA, acabará presentando una mejor salud finalmente.
Igualmente, si alguien quiere perder peso solamente para dar por culo a su ex pareja también acabará presentando, a la larga, una mejor salud.
¿Qué más da la primera chispa? Por mi experiencia, la motivaciones para empezar son de lo más variopintas, pero pasado un tiempo dichas motivaciones pasan a segundo plano, prácticamente siempre e incluso llegan a olvidarse.
¿Que deberían ser otras idealmente? Pues sí, claro. Pero hablamos de personas, seres humanos. Imperfectos, como todos.
No tiene tanta importancia que alguien use un motivo imperfecto para lograr una mejoría obvia en sus parámetros de salud.
Imaginemos que alguien deja de fumar porque se ha apostado su coche con un amigo. ¿Importa eso algo? Si deja de fumar, ¿qué más da? Piénsalo.
Hola amigo.
¿Y por qué no te entra en la cabeza? ¿Tan imposible es que le gustes a alguien? Quizá es por aquí por donde deberías empezar a pensar en primer lugar, no vayas a tener una autoestima baja y vayamos a partir desde un punto desprovisto de ventaja alguna.
Lo que la gente te dice puede ser interesante o no serlo. En todo caso, no es determinante (podemos hasta dudar de la importancia de este punto) porque la pelota sigue estando en tu tejado. Tienes que dar el paso tú.
Cualquier cosa es mejor que todas estas santas comidas de olla que te estás pegando. Vamos a ver, que me lo estás preguntando A MÍ por instagram, piénsalo, piensa lo que significa en el fondo. Ese mar de miedo, inseguridades y pavor al rechazo. Lo que sea tío, pero toma la iniciativa y corre esta página ya, así veremos si hay un capítulo en la siguiente cara o ya viene el epílogo.
No sé amigo, tienes opciones. Yo soy un clásico. Yo hablaría con ella y la invitaría a tomar un par de cafés en un lugar tranquilo. Poder tener una conversación privada, recogida y sincera te sacarán de cualquier duda… siempre que le eches dos pelotas al asunto y no te pases la cita entera aparentando o haciendo el tonto esperando agradarle.
Y claro, si ya te dice que no a la cita es que no le gustas. Obvio.
Mira qué cerca tienes las resoluciones. Si estiras un poco la mano las tocas.
Venga va, no puedes seguir así mucho más con cosas tan pequeñas como éstas. Vamos vamos. Muévete de una puta vez. Sé valiente, demonios.
PAZ.
Joan Gallardo.
Nos ponemos prácticos por lo visto, ¿eh? Bien.
La respuesta es que yo creo que sí. Como observador de este carnaval humano veo una y otra vez como prácticamente todo el mundo mantiene contacto y relación con personas que desearían sacar de sus vidas. Por el motivo que sea no lo hacen y es tremendo ver el desgaste y la pérdida de energía que supone mantener a esas personas en sus vidas.
Me pongo a mí como ejemplo. No siempre tuve tanta determinación y pasé por cosas así también. Obviamente. Y ya sabes bien que no hay forma de ser ajeno al trato con estas personas. Te cabrean, te ponen de mal humor, te desgastan, te roban energía (aunque no sea su intención, normalmente) y poco a poco las vas detestando cada vez más.
No creo que si estas personas supieran nuestro verdadero sentir les apeteciera mucho seguir en nuestro círculo de contacto. Piénsalo: si supieran lo que piensas en realidad, ellos mismos darían el paso y cortarían con cualquier vínculo contigo. Y eso es, justamente, lo que no puedes esconder de ti: esa gana farsa. Esa semi-estafa. Si uno sabe lo que tiene que hacer, debe hacerlo.
Se me antoja esencial relacionarnos con personas que nos sumen, Y ADEMÁS, a las que nosotros también sumemos.
¿Lo habías pensado así también? ¿Desde la otra parte? Es importante… ojo.
No considero que seas mala persona por “deshacerte” o sacar de tu vida a algunas personas. Incluso diría que te deja en mal lugar no “sacarlas”. Tienes que dejar que los otros limpien sus círculos íntimos o de amistad. Que se depuren.
Y aquí no hay niveles. Hay gente que odiaba a Tesla, Gandhi o al Doctor King y otros adoraban a Hitler, Bin Laden o a Gadafi. Que no te quiera en mi círculo no quiere decir que piense que eres una persona no-válida sino que no me eres afín. Y al revés igual. No te lo tomes a pecho cuando te lo hagan a ti. Porque es justo y… necesario.
Nada más.
PAZ.
Joan Gallardo.
Buenos días querida.
Como obviamente tengo días más “extraños” que otros hace tiempo que pensé en qué cosas que podían hacerme sentir mejor casi al instante.
Cuando tengo uno de esos días no pienso en qué hacer para evadirme o distraerme. Eso es primordial, o al menos lo considero así. Los problemas rara vez suelen irse solos, y si se van, no es para siempre y un día los ves volver más grandes y de muy peor mala leche.
Lo que sí es interesante es no caer en una espiral emocional adversa que nos posea al completo impidiendo cualquier intento de introspección, comprensión y solución de las situaciones o problemas que nos están jodiendo el día.
Para eso, casi cualquier estrategia “normal” me parece legítima si nos devuelve a un estado emocional mejor porque eso hará que podamos afrontar la causa de nuestro “día de mierda” con mejor perspectiva y predisposición.
Vamos, que si tienes que liarte a puñetazos con un saco de boxeo para así calmarte y poder arreglar tus asuntos me parece bien. O si necesitas ponerte vídeos de gatitos haciendo cosas de gatitos para después poder estar de mejor humor para las cosas importantes del día, pues hazlo, adelante.
¿Qué hago yo? Tengo hasta una lista (enorme por cierto) y así sé que en cualquier circunstancia y contexto puedo hacer cosas para sentirme mejor al momento. Yo sé que no puedo solucionar prácticamente nada cuando estoy de mala leche (me vuelvo más estúpido) y necesito estar calmado para poder arreglar los desaguisados que a veces aparecen.
Por ejemplo, estas son algunas de las cosas de mi lista que me hacen sentir mejor de inmediato:
No viene nada mal tener una lista propia de estas cosas, por cierto. Saber que siempre hay algo que puedes hacer para sentirte mejor es algo muy especial. Alivia y desatasca el secuestro emocional que puedes sufrir en uno de esos días de mierda. De esta forma, seguramente recuperemos la “cordura” necesaria para ver las cosas desde otro punto de vista o la claridad mental no será devuelta para poder meternos en un “modo resolutivo”.
Recuerda, no se trata de evadirse y dar la espalda a nuestros problemas sin resolver. Tampoco se trata de distraernos de aquello que nos incordia. Se trata más bien de hacer lo que sea para calmarnos y poder encarar el siguiente “round” del día de otra forma. Con más sosiego, serenidad, madurez y positividad.
Espero que te ayude.
PAZ.
Joan Gallardo.
Boom. La madre de todas las preguntas tras el regular “¿Cómo ser feliz?”. Preguntas incontestables de forma general, que sirva a todo amargado que nos esté leyendo ahora mismo. Imposible.
Pero os daré un par de ideas que tengo sobre lo que he vivido (aquí todos tocamos las pelotas con nuestra pose a lo Ígor, de Winnie the Pooh en algún momento de nuestras vidas) y sobre lo que he podido observar.
Hay una serie de puntos en común interesantes que quizá merezcan un poco de atención e interés. Son estos:
Si no tuviera mucho más que hacer esta semana podría escribir un libro sobre esto. Por suerte para todos no será así y podréis pensar en leer algunos de los que ya se han escrito sobre el tema, mejor de lo que podría hacer yo en siete vidas. Cualquiera de Albert Ellis, Dyer o Maltz os puede servir.
Como decía precisamente Ellis: “lo primero es la predisposición”. Uno que no quiere cambiar dice que sería más feliz si los demás cambiaran. Imaginad el carajal. No puedes ayudar a alguien que piensa que no necesita ayuda. Está claro imagino. Nada más. A pensar.
PAZ Y FUERZA.
Joan Gallardo.
Buenas amigo,
Interesantísima pregunta sobre la que nos podríamos extender horas, por suerte para vosotros y para mi agenda intentaré ser breve porque tu pregunta nos lleva a una única e importante cuestión: ¿Cómo sabes que esas “cosas de tu carácter son innatas o son aprendidas?
Es una misión para toda una vida intentar cambiar aquellas cosas de nosotros mismos con las que no estamos del todo conformes, y la duda sobre si dichas cosas son cambiables o no es un asunto de lo más jodido.
Yo suelo decir aquello de “si lo puedes cambiar es que es aprendido y no innato”. ¿Y cómo lo sabes? Intentándolo. Con tiempo, mentalidad y mucho esfuerzo.
Mira mi caso, por ejemplo, hasta en los boletines de notas de primaria (en todos los cursos menos en octavo), en observaciones, los profesores escribían cosas del tipo “es extremadamente tímido”, “es demasiado introvertido”, “prácticamente no habla en clase”, “tiene que participar más, no saben si tan siquiera está en la clase”, y cosas de este estilo. En el último curso me lancé a hablar en público en una fiesta del propio colegio y desde ese día todo cambió. Mi timidez se fue a tomar por saco y empezó a crearse (imagino) lo que hoy conocéis por Joan Gallardo. En el instituto me cambiaban de sitio en la clase porque estaba todo el día hablando. Era capaz de hacer hablar a un mudo.
O por ejemplo: yo era un cabronazo cargado de ego, orgulloso y rencoroso como Tony Soprano en un día malo. Pensaba que yo “simplemente era así”, y lo aceptaba hasta con cierto mezquino gusto. Pero a medida que pasaban los años y las experiencias mis sombras me iban comiendo por dentro. Pensé que quizá no tenía por qué ser así, que quizá podía cambiar de alguna forma. Las cambié todas, una por una. Aún me queda bastante mala leche, pero la canalizo y siempre saco algo positivo de ella.
Yo creo, sinceramente, que la práctica totalidad de lo que creemos ser (quizá un 85/90%) es aprendido, imitado o inculcado. Y, por lo tanto, con la hostia de esfuerzo, puede cambiarse. Y si tras haberte dejado media alma en el intento ves que no se puede (o no del todo) puedes empezar a sospechar que has dado con algo de tu esencia innata… cosa bastante espectacular, por cierto.
Así que, no seas como esos que dicen aquello de “yo es que soy así” sin tener ni puta idea de a qué se están refiriendo. Inténtalo, con todo.
Uno tiene el derecho y el poder para llegar a ser como realmente querría ser, o como mínimo, acercarse muchísimo. Justo hasta el punto de satisfacción.
Te recomiendo que leas al gran Albert Ellis si te interesa esta filosofía.
A por ello titán.
FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.
Buenos días amiga,
Pasear es una de las mejores cosas que puede uno hacer en la vida. Y encima gratis. No entiendo como aún no lo hemos entendido.
Quizá si nos cobraran por hacerlo las calles estarían llenas de gente paseando. Además de que estoy seguro de que la gente estaría mucho menos jodida si dieran largos paseos a diario. En fin… humanos.
Volviendo a la pregunta: Ambas cosas. Tengo dos tipos de paseos. El primero que es por puro placer y el segundo que empieza con un “mierda, no entiendo esto, voy a pasear y la respuesta aparecerá”. Y en ambos casos siempre funciona. Un buen paseo nunca te decepciona.
En cualquier caso, en un paseo terapéutico (sin teléfono y sin auriculares con música o podcasts) a la cabeza llegará lo que tenga que llegar. Casi no puedes hacer nada al respecto. Puede que sea por eso por lo que la gente va a pasear con compañía… para no atender esa difícil llamada de nuestra mente.
Casi puedo decir que pasear “a pelo” es, hoy en día, un acto de valentía. Yo he cambiado de vida durante un paseo. He roto una relación durante un paseo. He cambiado de trabajo durante un paseo. He encontrado mi vocación durante un paseo. He llorado durante un paseo. He entendido la vida durante un paseo… y estas son el tipo de cosas que le gente suele rehuir.
¿Quieres poner tu vida en orden? Da largos paseos en “modo raw”. Salvajes. Puede que al principio no pase nada, pero dale ese espacio a tu mente, a tu inconsciente, y dentro de poco no podrás parar ese tren ni aunque puedas y quieras. Será inevitable.
Bueno, dicho esto, voy a dar un paseo. Apuesto a que no me cruzaré a nadie paseando salvajemente. Qué pena.
FUERZA. PAZ.
Joan Gallardo.
Buenos días pollo.
Aviso importante antes de nada: PUSILÁNIMES, SALID DE LA PÁGINA.
Bien, sigamos:
¿Qué amistad ni qué hostias? Tú no quieres su amistad, al menos principalmente. Tú quieres que sea tu novia, tu mujer, la madre de tus hijos o lo que sea. Pero no quieres ser sólo su amigo. Y cuanto antes dejes de contarte esa milonga mucho mejor. Aunque si me preguntas justamente a mí con toda la gente que hay por internet es porque ya empiezas a estar cerca de tu punto de saturación. Pero deja de mentirte ya amigo.
Porque, veamos… si de verdad fuese tu amiga, ¿cómo puede ser que lleves engañándola tanto tiempo? ¿No hubiera sido más honesto decirle la verdad en el primer momento que sentiste algo romántico por ella? ¿Dejarle decidir si quiere ser tu amiga y estar en tu círculo cercano pese a tus sentimientos? ¿O te daba miedo que te rechazara y tuvieras que perder el contacto con ella? ¿O temías tener que empezar de cero en otros círculos? O puede que temas lo más normal y lógico a suceder: que se cabree por el engaño o… que ya sepa de tus sentimientos y ya le vaya bien el “acuerdo silenciado” que tenéis ahora. No pinta bien amigo. Lo siento.
No sé si te has hecho estas preguntas, pero convendría. Y más convendría que las respondieras con honestidad.
¿Que qué haría yo? Decírselo y disculparme por no haberlo hecho antes.
Muchos y muchas (más muchas que muchos, dicho sea) dirán aquello de “ahora joderá la amistad si se lo dice” pero, como me preguntas a mí y no a ellos y ellas te digo lo siguiente: QUE SE ROMPA LO QUE SE TENGA QUE ROMPER CON LA ESPADA DE LA HONESTIDAD Y LA VALENTÍA.
Ya ni me importa si es correspondido o no (pinta a que no, pero Dios sabe), lo que importa es que salgas de las construcciones que hayas levantado en tu vida sin ser completamente honesto y transparente.
No nos engañemos… eso no es amistad. Es un truco. Es friendzone y es por tu culpa. Es un convenio. Un acuerdo. Un subterfugio. Una peli de antena3 de domingo a las cuatro de la tarde.
En fin. Piénsalo y decide. ES TU VIDA.
PAZ.
Joan Gallardo.
Buenos días amiga.
En primer lugar lamento la situación. Sé que te puede parecer una situación dificilísima pero ya verás que en realidad tienes varias salidas simples (aunque no fáciles algunas de ellas quizá) y que sólo tienes que decantarte por una descartando la opción de dejarlo todo como está, básicamente porque estas situaciones si no se tratan suelen ir a peor.
Por puntos, y sin orden de preferencia exacto, esto es lo que YO HARÍA:
Como ves, en ningún momento te animo a marcharte sin un plan. Los que lo hacen así (salvo heroicas excepciones) acaban cediendo a la presión de las prisas, porque el dinero se termina rápido y no siempre aparece un trabajo bonito a la primera. Así, terminan cogiendo un trabajo cualquiera, posiblemente peor que el anterior, jodiéndolo todo más de lo que ya estaba.
Sé lista y muévete. YA. HOY. AHORA.
Buenos días amigo.
No es que me los permita, es que siempre hay algunos días en los que no todo sale como te gustaría. La vida funciona así, como si fuera necesario, de hecho, que fuera así. No concibo un mundo donde todos los días pasa exactamente aquello que deseas que pase… conociéndonos, acabaríamos aburridos de la vida. Seguro.
Debo decirte también que soy muy cauteloso con las palabras que uso para describir todas las cosas, sucesos, sentimientos, emociones, etc. Un día malo significaría que TODO lo que ha sucedido en el día es malo, y yo, jamás he tenido un día así. Imaginemos un día perfectamente mierdoso en el que me levanto por la mañana, me voy a trabajar y por el camino pierdo la cartera, en el trabajo me discuto con mis clientes, mis padres se separan a los 60 años, mi perro muere atropellado por algún hijo de satanás que odia a los perros y de camino de vuelta a casa me atracan y como ya he perdido la cartera por la mañana deciden darme de hostias dejándome con la ceja partida y la nariz sangrando. ¿Vaya día eh?
Bueno, en ese mismo día seguramente también me habría levantado temprano, como siempre, teniendo tiempo para leer, escribir y dibujar antes de ir al trabajo. También habría entrenado y también habría charlado amistosa y gustosamente con algún cliente. Al final del día, pese a tener la cara magullada habría podido dar un abrazo y un beso de buenas noches a mis hijos. Eso son cosas muy buenas, pese a todo. No podría llamar a eso un “día malo”. Lo llamaría un día peor que otros, mejorable o malo en algunos momentos y pésimo en otros.
Por suerte, aún no he tenido un día como el que te acabo de comentar. Sí que tengo días donde pasan algunas cosas que no me gustan, pero… ¿qué puedo hacer? Puedes poner trampas para ratones, pero a veces estos cogen el queso y llegan hasta la cocina para ver si has puesto más trampas. No puedes preverlo todo. Pasan cosas indeseadas y punto. Lo mejor que puedes hacer es aceptar que están pasando. Porque es como si la misma parte del cerebro que usamos para quejarnos la usáramos también para ser resolutivos, de forma que mientras te quejes y niegues la realidad no tendrás acceso a las soluciones, lecturas positivas y lecciones que aprender de cada situación adversa de la vida.
No os engañaría nunca. Cuando aparece un día de esos plagados (que no llenos) de cosas malas me digo “Joder, qué mierda más inoportuna. Tranquilo Juanito, respira, ya está, está pasando y no va a desaparecer solo. Piensa y saca algo de todo esto, y si no hay nada que sacar, al menos no te vuelvas loco”.
Porque un “día malo” puede durar un día o lo podemos hacer vivir muchos más si no aplicamos una correcta filosofía de vida. Incluso algunos viven constantemente esperando ese día malo, y cuando llega dicen aquello de “¿lo ves?”.
Chicos, como decía la película: “no hay primavera sin invierno”. No podemos evitar que pasen cosas desgraciadas, pero podemos hacer muchas más cosas al respecto aparte de quejarnos y volvernos neuróticos.
En gran parte, la vida son las cosas que pasan menos (o más) lo que pensamos de ellas. Y ese poder, sí que es exclusivamente nuestro.
PAZ.
Joan Gallardo.